3.01.2012

Allí.

Sólo somos sombras, una simple consecuencia de la evolución. Y algún día, cuando estemos sólos, sin ni siquiera fuerza para dar nuestro último suspiro, nos arrepentiremos de las cosas que algún día no hicimos, nos daremos cuenta de nuestro verdadero yo, de aquella preciosa sonrisa que decidimos no arrancar, de aquel ansiado instante que nunca llegó. Vamos a querer volver, volver a aquel momento que fue eterno. Algún día, quizás nunca, nos daremos cuenta de que la culpa nunca es de los demás, que a veces mirar al interior no es tan malo, y preguntarse el por qué de las cosas es sano. Vivir tu vida y no la de los demás, reflexionar del por qué de las goteras en este triste corazón o de mi cabeza, reparar espejos rotos, sueños con un triste final... Pero no, de eso no quiero hablar, porque quiero dormir, porque al cerrar los ojos no pienso, y no quiero ver más mi realidad. ¿Por qué será tan difícil, quizás imposible, volver a la tranquilidad del vientre materno? Caliente, protegido y con la seguridad de mi cordón, indefenso, invulnerable... Yo sólo pido resucitar, volver a vivir, a amar, a escuchar la voz de mi madre dándome la buenas noches...  ¿A dónde he ido a parar? Nunca lo sabré. Yo sólo quiero volver allí, quitar el olor a quemado, evadirme en una nube, desempañar esta ventana y poder ver las estrellas, volar... A mi universo, a mi galaxia, a mi mundo...

Quién pudiera volver allí, aunque fuese tan siquiera por un maldito día, tan sólo por un maldito día...

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