4.07.2012
Maldigo.
En busca de las noches pasajeras. Prosigo la exploración de aquel río que nunca paró hasta llegar al mar. ¡Diablos! ¿Por qué será tan difícil profundizar nuestros pensamientos? Nos hundimos entre nuestra propia hipocresía y monotonía, las mismas conversaciones, los mismos saludos, los mismos temas, lo mismo de siempre. No me consuela ser un simple tipo cualquiera, pero a veces me siento tan vulgar ante las circunstancias, tan impotente ante lo que veo ahí fuera... Crecer, llorar, soñar, tratar. Una voz en mi interior me dice fuertemente que salga, ¡saca tus sentimientos, grita fuerte, saluda al mundo y di que por fin es tuyo! pero no, resulta imposible. Risas, llantos, orillas, mareas. ¿Respirar será suficiente? No lo sé, sólo se que afuera hay muchísima más mierda que en un vertedero, sólo conozco la voz pesimista y arrogante de todas las noches, la propia melodía que me hace comerme el techo de mi habitación todas las noches, esa maldita voz... Filosofía, falsedad, nerviosismo, rebeldía. Maldito sea el día en el que vine al mundo, maldito sea. ¡Demonios! Maldito sea.
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